Nuestra mente es una puerta en constante movimiento de la que solo nosotros tenemos la llave y, por ello, somos los únicos que podemos decidir a qué abrimos la puerta y a qué no

Cuando un pensamiento negativo se implanta en nuestra mente al principio es muy pequeño y nosotros tenemos la opción de alimentarlo o hacer que desaparezca

Tanto una situación negativa vivida como otra que no hemos vivido y que nos imaginamos, pueden hacernos sentir emociones que si no controlamos nos harán perder enfoque de aquello que anhelamos

La manera de no darle fuerza comienza por decidir cerrar la puerta a aquello que es destructivo para nosotros, como lo son ciertos pensamientos y, continúa por distraer la mente de ese pensamiento

Simplemente cambiando de postura o levantarte, moverte, estirarte y beber un vaso de agua, conseguirás que ese pensamiento se vaya por donde ha venido

Es una manera muy sencilla que da grandes resultados. A veces cuando queremos que se vaya un pensamiento negativo nos resistimos tanto a él que se acaba quedando porque le estamos dando fuerza, ayúdate de tu postura corporal para cambiar emociones, te sorprenderás de lo eficaz que resulta ayudarte de tu propio cuerpo

Decide ser tú quien abra y cierre las puertas a tus emociones, alimenta solo aquellos estados que te mantengan fluyendo correctamente hacia tus objetivos y tu felicidad