Cuando cometemos algún error que nos hace pasar por una situación complicada, tenedemos a ser duros con nosotros mismos, llegando incluso a pensar que es un castigo merecido consecuencia de nuestra acción

Tenemos que empezar a cambiar esa creencia, en la vida no hay castigos, sino consecuencias. La diferencia es importante ya que ante un castigo podemos asustarnos y culpabilizarnos, mientras que ver lo que nos ocurre como una consecuencia, hace que te hagas responsable de lo que haces, pudiendo así tener las riendas de la solución bien seguras

Desde niños nos amenazan con castigos cuando hacemos algo que bajo el criterio de nuestros mayores, no está bien. Se nos debería enseñar desde bien pequeños que todos nuestros actos tienen consecuencias, buenas y malas para así familiazarnos con la responsabilidad y no vivir asustados pensando que algo que hacemos, puede hacer que otra persona o la vida nos castigue

Hemos crecido con esa creencia y podemos cambiarla, todo depende de si eliges ser una víctima o una persona que aprovecha cualquier situación para aprender y seguir hacia adelante

El victimismo y la culpabilidad son opciones que tomamos para no movernos de donde estamos, pensando que lo que nos pasa nos los merecemos por no haber actuado correctamente

Desviando la mirada hacia lo que podemos extraer de una experiencia, habremos entendido las consecuencias de nuestros actos, para así, con total libertad, elegir lo que no queremos que nos vuelva a suceder