Alguna vez nos ha ocurrido, o nos puede estar ocurriendo, que nos empeñamos en mantener una situación que sabemos está deteriorada y nos hace daño

Puede ser una relación de pareja, una amistad, un trabajo, una actividad...cualquier cosa que ha estado en nuestra vida pero, aun sabiendo que llegó la hora de dejar ir, preferimos mantenernos igual

Uno de los motivos por lo cuales nos empeñamos, es por el miedo que sentimos a soltar. La costumbre, hace que temamos al cambio y, aunque haya situaciones dolorosas, paradójicamente también nos unen a ellas emociones que hacen que queramos que permanezcan con nosotros

Lo que ahora nos daña, hubo un momento en que nos daba felicidad y, esos sentimientos aún están ahí, en el recuerdo, es por eso que no somos capaces a veces de huir rápidamente de lo que nos hace daño. Sería lo lógico ¿Quién quiere sufrir? Pero cuando las emociones están por medio, el desapego cuesta un poco más

Cuando nuestro estados emocionales nos están avisando de que algo no anda bien, no vamos a ser capaces de aprender de esa persona o situación si no la dejamos ir. No es posible aprender y mantenerla a la vez, ya que al aprender evolucionas y esa evolución implica que ya no quieras continuar viviendo ese dolor, por lo que lo dejas ir y sigues un nuevo camino

Si crees que estás estancado pero no entiendes el motivo, hazte consciente si hay alguna situación que te está dañando y aun así la estás manteniendo. Comienza por solucionar primero esa parte de tu vida y verás cómo de repente el camino se abre para que continúes avanzando

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