Cuando nos proponemos cambiar algo en nuestra vida, nos damos cuenta de que primero tenemos que cambiar por dentro

Este cambio interior, nos hace sustituir creencias y comportamientos por otros mucho mejores. No obstante, al tener acostumbrado a nuestro entorno a una determinada conducta, es normal que se extrañe cuando ven nuestro cambio

Para algunos ese cambio es muy positivo, se sorprenden y les gusta que lo que ahora has aprendido, lo transmitas también a ellos, para así ellos además de mejorar en su vida, también transmitirlo, lo que se convertiría en una cadena de cambios muy positiva

Pero para otros, ese cambio no es ni positivo ni negativo, es extraño y esa rareza la expresan dándote opiniones que quizás, si acabas de "salir a la luz" pueden influir en tu seguridad ya que al ponerse una nuevas gafas, debemos darnos un tiempo de adaptación y, durante ese tiempo, es normal que antiguas conductas nos hagan breves visitas

En vez de dejarse llevar por este ruido que traen estas opiniones y que nos afecta, lo que más nos conviene en esos momentos es hacerse preguntas, ya que las preguntas, influyen en nuestro destino: ¿Qué he sacado positivo con mi cambio? ¿Cómo es ahora mi vida¿ ¿Hay más gente que me apoya que gente que no lo hace? ¿Mi nueva forma de ver la vida me hace feliz? 

Responder a estas preguntas te harán recordar por qué decidiste cambiar, por lo que volverás a tu estado de bienestar al darte cuenta de que has escogido un nuevo camino que te hace feliz y que el exterior no conseguirá afectarte

Ten en cuenta algo, los demás, al igual que tú, necesitan un proceso de adaptación para convivir con tu nuevo yo. Aleja los ruidos de aquellos que te hacen sentir mal recordándote a ti mismo dónde estabas y dónde has conseguido llegar, independientemente de las opiniones contrarias

Practicando estas preguntas, llegará el día en que cuando alguien dé una opinión inapropiada sobre tu cambio, no sentirás nada. Es más, ni la señalarás como inapropiada, ya que ese calificativo tan solo se lo damos cuando aún no nos encontramos seguros. La buena noticia es que sentirse inseguros no es una marcha atrás, tan solo es parte del camino